Varios cientos de personas mueren todos los años por causa de los rayos, siendo Asia e India los países más afectados. En el mar también mueren decenas de pescadores en sus barcos, aunque la mayoría de los impactos no conducen a lo peor, pero si dejan importantes secuelas.
Las tormentas de la temporada ciclónica encuentran desprevenidos a casi todo el mundo y en pocos minutos son capaces de generar una gran actividad eléctrica con el riesgo que ello conlleva. En el mar no hay escapatoria, aunque si existen normas que debemos seguir para minimizar el riesgo y el peligro en caso de impacto de la descarga eléctrica.
Rayos en samanà
Recientemente y al inicio de la temporada ciclónica hemos visto una gran actividad lluviosa, como hacía mucho tiempo no se producía en inicios de mayo. El primer aguacero de mayo se convirtió en una semana continua de lluvias torrenciales que anegaron la ciudad de Santo Domingo y algunas provincias provocando la crecida de ríos y cañadas. Se reporto en el muelle de puerto bahía en samanà una embarcación cuyos equipos electrónicos fueron totalmente averiados por una descarga eléctrica (Un Rayo) que le cayó al mástil en medio de una tormenta eléctrica.
Un enorme fogonazo, seguido de un chasquido brutal casi simultáneo y al cabo de pocas decimas de segundo la explosión, el potente “crac” suena como un desgarro enorme seguido de otros más pequeños a continuación. Suelen ser el espanto de cualquier mortal.
Es un error la percepción de que, como la velocidad del sonido en el aire es de 340 m/s, para determinar la distancia a la que caen los rayos, sólo es necesario contar los segundos entre relámpago y el trueno. Esto está lejos de la realidad.
Recuerdo una tormenta eléctrica en el centro de la ciudad de Santo Domingo en los años en que laboraba en el circuito radial Micro Ondas Nacionales, decenas de rayos se produjeron con grandes relámpagos. Relámpagos y truenos eran casi simultáneos.
La respuesta está en que el trueno se desplaza por medio de ondas explosivas y no mediante ondas acústicas ordinarias. Las ondas explosivas se propagan a mucha más velocidad a razón de unos 12 kilómetros por segundo lo cual representa una velocidad 40 veces mayor que la del sonido.
El rayo genera ondas explosivas que se propagan a través del aire, y se escuchan como ese típico y fuerte chasquido desgarrador inicial. Cuando el efecto sonoro es fuerte y brusco, el rayo se ha producido muy cerca del espectador, y las ondas percibidas son de tipo explosivo.
Cuando pasan unos cuantos segundos entre la descarga eléctrica y el sonido, se oyen ruidos sordos y de baja frecuencia que llegan al espectador, esta vez sí, a la velocidad del sonido pues la onda explosiva inicial ha sido absorbida en la atmósfera.
El sonido del rayo viaja inicialmente a velocidades supersónicas y a medida que la onda explosiva va desapareciendo, comienza la transmisión del sonido a los famosos 340 metros por segundo, lo cual representa aproximadamente una distancia de un kilómetro cada 3 segundos de tiempo transcurrido entre el relámpago y el trueno.
Cuando el rayo te cae encima…
Existen algunos estudios sobre el tema y si bien estadísticamente no son todo lo significativos que quisiéramos, si que nos sirven como referencia para saber cómo es de peligroso navegar bajo una tormenta con rayos.
La tabla indica las posibilidades de ser impactado por un rayo bajo una tormenta eléctrica y la gravedad del impacto para cada tipo de embarcación. Naturalmente el galardon se lo llevan los veleros por culpa de sus mástiles metálicos que piden a gritos el salto de un rayo desde los cielos. El riesgo decae muchísimo en las pequeñas lanchas y se hace casi inexistente por ejemplo en los Jet Sky Veámoslo.
Posibilidad de recibir un impacto por cada 1.000 rayos | Gravedad del impacto (10 es lo peor) | |
Catamaranes | 9,1 | 10 |
Veleros Sloop | 4,5 | 8 |
Yates | 0,86 | 7 |
Trawlers | 0,18 | 6 |
Lanchas pequeñas | 0,16 | 3 |
Jet Sky | 0,003 | 1 |
En zonas de mucha humedad como lo nuestro Caribe y otras zonas tropicales los valores de esta tabla suelen crecer hasta el doble, pues la conductividad aumenta de forma notable con el grado de saturación de humedad y el incremento de la temperatura.
Debemos tomar algunas precauciones, muchas de ellas elementales y otras no tanto…
En los momentos de mayor actividad eléctrica, permanezca en la cabina preferiblemente tumbado y nunca toque objetos metálicos como el pie de la bitácora o la nevera del barco.
Recuerde que el 80% de nuestro cuerpo es agua “salada” muy buena conductora de la electricidad. Tenga especial cuidado en no tocar la jarcia de un velero y otras partes que hagan de “masa” eléctrica.
Si no fuera necesario, evite utilizar el radio VHF y demás aparatos eléctricos que no estaría de más desconectar del circuito de baterías.
Si es posible quite o baje las antenas y cualquier otro elemento metálico que se eleve hacia el cielo. Permanezca en la posición más baja del barco y quítese cualquier tipo de anillo o collar metálico que lleve en el cuerpo.
Si a pesar de todo el barco recibe el impacto de un rayo, debe examinar inmediatamente la sentina y en general toda la superficie de la obra viva en busca de alguna vía de agua. El punto por el que sale el rayo a veces es fulminado y genera una vía de agua circular y de diámetro variable que a veces puede llegar a ser de varios centímetros.
Así es que, a protegerse en mal tiempo y que Dios nos libre de vernos en esta apremiante situación de tener que lidiar con una descarga eléctrica de gran magnitud en nuestra embarcación.
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