miércoles, 27 de julio de 2011

Grandes Naufragios. “El Vasa” Navìo Insignia de la marina Sueca.

Conocida es la historia del Titanic que se hundió en su viaje inaugural, pero no fue éste el primer antecedente, ya que al Vasa, el navío insignia de la marina sueca, le sucedió lo mismo muchos años antes, exactamente en 1628.
Era domingo, 10 de agosto de 1628. Estocolmo desbordaba de felicidad por el acontecimiento. El buque real Vasa estaba listo para su primer viaje, era el orgullo de la gran potencia sueca, convertido en el buque de guerra más potente del mundo.
El capitán Sofring Hansson dio la orden para zarpar, en el mismo instante, la artillería de tierra disparó salvas para despedirlo y el buque comenzó lo que sería su primer y último viaje.
La historia había comenzado años antes, en 1625, bajo el reino de Gustavo II Adolfo, que aseguraba que su reinado dependía primero de la Gracia Divina y luego de su flota, por ello quería construir un navío insignia que fuera admirado por su belleza y que a la vez fuera letal por sus armas. La nave constaba de 64 cañones ubicados en dos puentes; era dueña de una eslora total de 69 metros y una manga de sólo 11,7 metros.
El holandés Henrik Hybertsson tuvo a su cargo la construcción de este galeón real. En sus planos se indicaba que el palo mayor debía medir 52 metros desde la quilla a perilla y que el alcázar debía alzarse al menos 15 metros sobre la línea de flotación. Luego de un exhaustivo examen efectuado se comenzó a dudar de la estabilidad del navío.

jueves, 14 de julio de 2011

LA LIMPIEZA DE LA HÉLICE

La hélice como cualquier otra parte del barco bajo el agua se ve sometida a todos los ataques, oxidaciones y adherencias del mar. Es la pieza “clave” en la propulsión de los barcos, al menos en los barcos a motor, y por ello merece una especial atención.

En desplazamientos a motor, la hélice representa el elemento que permite transformar la energía mecánica del motor en propulsión, que es lo que finalmente interesa. Tener una hélice en mal estado es un desastre. Si está desequilibrada producirá vibraciones y acabará por dañar  el eje de transmisión. Si está doblada o golpeada peor aún, ya que además de quedar desequilibrada, producirá enormes rozamientos hidrodinámicos que se traducirán en bajos rendimientos.
Por ello, cuando sacamos el barco del agua la primera inspección a la hélice será para determinar si tiene algún golpe que necesite reparación. Pero lo que siempre será necesario tras varios meses de permanencia del barco en el agua la limpieza de la hélice. Como en cualquier otra parte de la obra viva, los caracoles y otras incrustaciones bajo diferentes formas de vida aparecerán originando importantes depósitos calcáreos que provocan irregularidades en su superficie y por tanto contribuyen de alguna manera a desequilibrarla, pero sobre todo a crear una superficie de gran rugosidad lo cual es sinónimo de fuertes rozamientos o lo que es lo mismo, bajos rendimientos y pérdida de empuje.

jueves, 7 de julio de 2011

EL ANCLA Y LA CADENA

En la náutica Dominicana existe más de un desaprensivo que se hace a la mar sin el más mínimo conocimiento de lo esencial que se requiere para la seguridad propia y los demás.  Por tanto, el Cuaderno de Bitácora procura de una manera sencilla y practica llevar algunos conocimientos básicos en cuanto a la náutica de recreo, y en esta ocasión escribiremos sobre el ancla y la cadena, requeridos para un fondeo seguro y adecuado.
Ancla y Cadena son una combinación ideal para conseguir fondeos seguros. De todos es sabido que el ancla tiene como función el sujetarnos en donde estemos. Sin embargo, el ancla tiene que estar también diseñada para poderse recoger de forma fácil, lo cual parece una contradicción con su primer objetivo de ‘anclarnos’ en el sitio que estemos.